Combustión espontánea humana: ¿mito o verdad?

La Combustión Espontánea Humana: Un fenómeno enigmático

La combustión espontánea humana es un fenómeno en el cual un cuerpo humano supuestamente se incendia sin una fuente externa de ignición aparente. A lo largo de la historia, se han documentado casos misteriosos que han intrigado tanto a científicos como al público en general, y mucho más a los amantes de lo paranormal. Aunque la combustión espontánea humana ha sido objeto de especulación y debate, la comunidad científica no la reconoce como un fenómeno genuino debido a la falta de evidencia concluyente.

Casos Documentados de combustión espontánea

A lo largo de los siglos, se han reportado más de 200 casos atribuidos a la combustión espontánea. Algunos de los más conocidos son:

Mary Reeser (1951): En Florida, Estados Unidos, Mary Reeser fue encontrada reducida a cenizas en su apartamento, con solo una pierna intacta. El resto de la habitación mostraba poco daño por fuego.

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John Irving Bentley (1966): Un médico de 92 años de Pensilvania fue hallado quemado en su baño, dejando solo su pierna y su andador.

Michael Faherty (2010): En Irlanda, Faherty, de 76 años, fue encontrado muerto en su casa, y el forense concluyó que murió por combustión espontánea, aunque este veredicto fue muy controvertido.

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Posibles explicaciones para la combustión espontánea humana

2La comunidad científica ofrece varias teorías para explicar estos incidentes, siendo la más probable la del efecto mecha.
En los casos de combustión humana espontánea, aunque la combustión parezca haber ocurrido sin una causa clara, se suele asumir que hay una fuente de ignición pequeña, como un cigarrillo encendido, una llama de vela o un chispazo eléctrico.
La ropa de la víctima actúa como el “combustible” inicial, prendiendo fuego lentamente. La grasa corporal actúa como el combustible principal, similar a la cera en una vela. Una vez que el fuego comienza, la grasa humana (que es altamente inflamable) mantiene el proceso de combustión.
El cuerpo, envuelto en su propia ropa (o en mantas u otros materiales absorbentes), arde lentamente a temperaturas relativamente bajas. La grasa derretida se absorbe en la ropa, que actúa como una mecha, prolongando la combustión sin necesidad de temperaturas extremadamente altas, como en un incendio tradicional.
Dado que la combustión es lenta y se concentra principalmente en la grasa corporal, el entorno circundante a menudo permanece relativamente sin daños, lo que puede hacer que el fenómeno parezca “espontáneo” y desconcertante.

Otras teorías apuntan al consumo de alcohol y medicamentos por parte de la víctima ya que muchas de ellas tenían altos niveles de alcohol en sangre o tomaban medicamentos sedantes, lo que podría disminuir su capacidad de reaccionar ante un fuego incipiente.
También a factores ambientales: La falta de ventilación y la presencia de materiales inflamables en el entorno pueden contribuir a que el fuego se concentre en el cuerpo y no se propague.
Otra posible explicación apunta a que las víctimas padecieran enfermedades que afectaran a su movilidad o a su estado de conciencia, lo que impediría que escapasen del fuego o pudieran apagarlo.

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Lo cierto es que la combustión espontánea humana no es reconocida por la ciencia como un fenómeno real y cree que siempre hay una fuente de ignición externa, aunque a veces no sea evidente en la escena del suceso. Además, el cuerpo humano está compuesto principalmente por agua, y los materiales inflamables en el cuerpo no son suficientes para iniciar una combustión sin ayuda externa.
Y, finalmente, en la mayoría de los casos, se ha encontrado una fuente de ignición externa tras investigaciones forenses detalladas.