Los Niños Robados del Franquismo: Una Herida Abierta en la Historia de España
El fenómeno conocido como los “niños robados del franquismo” se refiere a la sustracción sistemática de niños y niñas de sus familias biológicas durante y después de la dictadura de Francisco Franco en España. Esta práctica comenzó en la Guerra Civil Española (1936-1939) y, según diversas investigaciones, continuó de forma sostenida hasta bien entrados los años 1980.
Aunque es difícil establecer una cifra exacta debido a la destrucción y manipulación de registros, se estima que el número de niños robados durante el franquismo y los años posteriores podría oscilar entre 30,000 y 250,000. Estas cifras provienen de investigaciones realizadas por asociaciones de víctimas y algunos historiadores, aunque no existe un consenso definitivo.
Los niños robados del franquismo representan una de las páginas más oscuras de la historia reciente de España. A pesar del tiempo transcurrido, el impacto de estas acciones continúa afectando a miles de personas que buscan conocer su verdadera identidad o reencontrarse con familiares perdidos.
Cuando
La sustracción de menores tuvo sus inicios durante la Guerra Civil, intensificándose en la posguerra inmediata. Inicialmente, el objetivo era reprimir y castigar a los opositores al régimen franquista, eliminándolos físicamente y, también, eliminando su ideología a través de la reeducación de sus hijos. A lo largo de las décadas, esta práctica se transformó y persistió hasta la década de 1980, aunque con motivaciones y métodos que evolucionaron con el tiempo.
Sorprendentemente, la práctica de la sustracción de niños no se detuvo con la muerte de Franco en 1975. Se ha documentado que continuó durante los años 1980, ya en plena democracia, principalmente como una red de adopciones ilegales motivadas por beneficios económicos.
Por qué
Los principales impulsores de esta práctica fueron altos cargos del régimen franquista y ciertos sectores de la Iglesia Católica. Fundamental en esta historia, como se verá más adelante, el psiquiatra Antonio Vallejo-Nájera. El régimen buscaba “depurar” a la sociedad española de elementos considerados subversivos o contrarios a los ideales nacionales-católicos. Entre las motivaciones se encontraban:
–Reeducación Ideológica: Se creía que los hijos de republicanos y opositores podían ser “salvados” si eran separados de sus familias y educados bajo los principios del franquismo y la doctrina católica.
–Represión y Castigo: La sustracción de hijos era una forma de castigar a las familias opositoras, infligiéndoles un dolor profundo y permanente.
–Control Social: Se buscaba moldear una sociedad acorde con los valores del régimen, promoviendo ciertas ideologías y eliminando influencias consideradas nocivas.
Con el tiempo, esta práctica derivó en una red de adopciones irregulares y tráfico de menores, en la que participaron médicos, enfermeras, religiosos y funcionarios, motivados en algunos casos por beneficios económicos.
Cómo
En una primera etapa, en cárceles y Centros de Internamiento. Muchas mujeres republicanas y opositoras al régimen fueron encarceladas y sus hijos eran separados de ellas, a veces nada más nacer, y entregados a instituciones o familias afines al régimen. Les dejaban muy poco tiempo de lactancia siguiendo las órdenes de Antonio Vallejo Nájera (militar y psiquiatra ideólogo del régimen), “para que no se les contagiara el “gen del marxismo”. Muchas veces, tras dar a luz, las madres eran fusiladas.
En una segunda etapa, en Hospitales y Maternidades, las víctimas eran aquellas mujeres a las que podían relacionar con la República o con una ideología de izquierda.
Se informaba a las madres que sus hijos habían fallecido durante el parto o poco después. Sin mostrarles el cuerpo ni permitirles asistir al entierro, los bebés eran entregados a otras familias.
A pesar de que el niño nacía bien y las madres eran capaces de verlo, rápidamente una enfermera les indicaba que tenían que llevarlo a una incubadora. Al día siguiente le comunicaban a la madre que el bebé había muerto. Nunca más volvían a ver a su hijo.
Entraba por una puerta del hospital una parturienta y a la vez era registrada una mujer no embarazada en la zona de parto. Una salía sin su bebé y la otra que no estaba embarazada quedaba registrada como la madre.
Falsificando documentos, se alteraban partidas de nacimiento y registros oficiales para ocultar la verdadera identidad de los niños y dificultar cualquier intento de reunificación familiar.
La Iglesia
La Iglesia Católica en España, que mantuvo una estrecha relación con el régimen franquista, jugó un papel significativo en este proceso. Algunos miembros del clero y órdenes religiosas participaron activamente en la sustracción y entrega de niños, justificando sus acciones bajo el pretexto de proteger a los menores y garantizar su educación en la fe católica.
La ideología nacional-católica promovida por el régimen encontraba en la Iglesia un aliado natural. Esta colaboración facilitó el acceso a instituciones gestionadas por órdenes religiosas, donde se custodiaba a los niños antes de ser entregados, como orfanatos y hogares de acogida.
La Iglesia no sólo estaba en cada una de las etapas del ‘robo’ sino que además castigaba a las parturientas: “Después de parir y robarles los hijos, las mantenían durante años limpiando los suelos de los hospitales para que pagaran su deuda por haber sido atendidas”.
Entramado
El régimen encabezado por el golpista asesino Francisco Franco dio cobertura legal al robo de niños. Su gobierno aprobó leyes y decretos que permitieron la retirada de la custodia de los hijos a padres considerados políticamente “indeseables”. La Ley de Responsabilidades Políticas de 1939 y la Ley de Protección de Menores de 1941 sentaron las bases legales para estas acciones.
Pilar Primo de Rivera, líder de la Sección Femenina de Falange Española, jugó un papel crucial en la supervisión de instituciones donde se internaban mujeres y niños. Promovió la educación de los jóvenes según los valores del régimen y estuvo involucrada en procesos de adopción y tutela que facilitaron la separación de niños de sus familias biológicas.
Auxilio Social, organización creada en 1936 por la Falange Española, encargada de asistir a huérfanos y familias necesitadas, fue utilizada para identificar y separar a los hijos de padres republicanos o “desafectos”. Gestionaba hogares infantiles y colaboraba con otras instituciones en la reubicación de estos niños.
La Iglesia. La estrecha relación entre la Iglesia y el régimen facilitó la participación de órdenes religiosas en la gestión de orfanatos, hospitales y casas cuna. Algunas monjas y sacerdotes colaboraron en la sustracción y entrega irregular de niños, justificando sus acciones bajo la premisa de salvar almas y educar en la fe católica.
Tribunal de Menores. Aplicaba la Ley de Protección de Menores de 1941, que otorgaba al Estado amplios poderes para retirar la custodia de los hijos a padres considerados “indignos” o “desafectos”. Este tribunal ordenaba internamientos y facilitaba la adopción de niños sin el consentimiento de sus familias biológicas.
Médicos y Personal Sanitario. Algunos médicos, enfermeras y matronas participaron en la falsificación de documentos, notificación de falsas defunciones y entrega de bebés a familias afectas al régimen. Su posición les permitía manipular registros y ocultar información a las madres biológicas.
Notarios y Funcionarios, encargados de registrar nacimientos y defunciones, colaboraron en la alteración y falsificación de registros civiles, lo que dificultaba el seguimiento y localización de los niños sustraídos. Esta manipulación documental fue clave para legitimar adopciones ilegales.
El robo de niños, no sólo era una forma de exterminar física e ideológicamente al enemigo, era un magnífico negocio: las familias más adineradas podían llegar a pagar hasta 200.000 pesetas de la época, dinero que se repartían entre la Iglesia, los médicos y los funcionarios “comprados”
Antonio Vallejo-Nájera
El psiquiatra que desempeñó un papel fundamental como ideólogo en la práctica de separar a los niños de sus familias durante el régimen franquista fue Antonio Vallejo-Nájera. Nacido en 1889, Vallejo-Nájera fue el jefe de los Servicios Psiquiátricos Militares del ejército franquista y uno de los principales promotores de teorías eugenésicas y racistas en España durante el siglo XX.
Vallejo-Nájera estaba influenciado por corrientes de pensamiento eugenésicas que buscaban “mejorar” la raza humana a través de la selección genética. Aplicó estas ideas al contexto español, argumentando que el marxismo y otras ideologías de izquierda eran resultado de una “degeneración genética”. Creía que los individuos afines a estas ideologías poseían una predisposición genética hacia la delincuencia y la enfermedad mental.
En sus estudios, intentó demostrar que los prisioneros republicanos tenían características psicológicas inferiores. Uno de sus objetivos era identificar el llamado “gen rojo” para justificar “científicamente” la necesidad de eliminar o reeducar a aquellos que no compartían los valores del régimen franquista, aplicar políticas destinadas a erradicar la influencia de ideologías opuestas y controlar el futuro sociopolítico de España a través de las nuevas generaciones.
Las teorías de Vallejo-Nájera sirvieron como fundamento ideológico para la práctica sistemática de separar a los hijos de las familias republicanas y de opositores al régimen. Argumentaba que, al aislar a estos niños de la influencia “degenerada” de sus padres, podrían ser reeducados bajo los principios del nacional-catolicismo y convertirse en ciudadanos “útiles” para la sociedad.
Hoy
En las últimas décadas, han surgido numerosos movimientos y asociaciones dedicados a investigar y denunciar estas prácticas, así como a ayudar a las víctimas y sus familias a reencontrarse. Entre ellas, Asociación Nacional de Afectados por Adopciones Irregulares (ANADIR), Todos los Niños Robados Son También Mis Niños o SOS Bebés Robados.
Hasta la fecha, no ha habido condenas firmes en España relacionadas con el robo de niños durante el franquismo. Los delitos suelen ser considerados prescritos, y ha habido falta de voluntad política para impulsar las investigaciones.
La recuperación de la Memoria Histórica no sólo es encontrar e identificar a los miles de asesinados en cunetas, tapias o cárceles y conocer el destino de los desaparecidos por el régimen de Franco. También lo es desentrañar la maquiavélica trama pergeñada por un régimen dictatorial, ilegítimo y criminal, como es el robo de niños.