La elección del 14 de febrero para celebrar el Día de los Enamorados, sin evidencia histórica que lo certifique, se remonta a una leyenda de la antigua Roma que tiene como protagonista a un sacerdote llamado Valentín.
San Valentín
La leyenda relata que durante el reinado del emperador Claudio II el gótico (del 268 al 270) se prohibieron los matrimonios para los jóvenes soldados, al considerar que los solteros eran mejores combatientes. Un sacerdote llamado Valentín habría desafiado esta orden al unir en matrimonio en secreto a parejas enamoradas. Por este acto, fue encarcelado (durante su encarcelamiento, se enamoró de la hija de su carcelero, a quien habría enviado una carta firmada “De tu Valentín”) y ejecutado el 14 de febrero, convirtiéndose en un símbolo del amor y la devoción. Con el tiempo, la Iglesia católica lo honró como santo, y su festividad se asoció con el amor romántico y, por tanto, al día de los enamorados.
Cupido: Dios romano del amor
Cupido es una figura de la mitología romana, hijo de Venus (diosa del amor) y Marte (dios de la guerra). Representa el amor romántico y pasional.
Se le representa como un niño alado que lanza flechas para provocar amor o deseo. Portaba dos tipos de flechas: Una de punta dorada, que despertaba el amor; Otra de punta de plomo, que provocaba rechazo o indiferencia.
Cupido se incorporó a las celebraciones del Día de San Valentín dando como resultado el día más cursi, empalagoso y ñoño del año.