¿Por qué las ratas no pueden vomitar? ¿Conocías este hecho?
Muchos animales, incluidos los humanos, al ingerir algo que nos desagrada o es nocivo para nuestra salud lo podemos vomitar para expulsarlo, bien como acto reflejo o provocado. Las ratas, al igual que otros roedores, no. Su peculiar sistema digestivo tiene una barrera gastroesofágica que impide que el alimento que entra pueda volver a salir por el mismo sitio. De ahí la efectividad de los raticidas.
Explicación a por qué las ratas no pueden vomitar
1. Anatomía del estómago y el esófago
-Unión estómago-esófago: Las ratas tienen una unión muy fuerte entre el estómago y el esófago, conocida como la unión gastroesofágica. Esta estructura actúa como una válvula muy eficaz que impide el retorno del contenido del estómago al esófago.
-Forma del estómago: El estómago de las ratas tiene una forma que dificulta el retroceso del contenido hacia el esófago.
2. Fisiología del reflejo del vómito
-Falta del reflejo del vómito: El reflejo del vómito es un complejo proceso fisiológico controlado por el cerebro y coordinado por el sistema nervioso. Las ratas carecen de algunas de las estructuras cerebrales y de la coordinación necesaria para activar este reflejo.
-Musculatura: La musculatura del diafragma y del esófago de las ratas no está adaptada para realizar las contracciones inversas necesarias para el vómito.
3. Evolución y adaptaciones
-Adaptación evolutiva: La incapacidad para vomitar puede ser una adaptación evolutiva. En lugar de vomitar, las ratas han desarrollado otros mecanismos para evitar la ingestión de sustancias tóxicas, como una conducta de rechazo rápido de alimentos que tienen un sabor amargo o que les resultan desagradables.
-Prueba de alimentos en pequeñas cantidades: Las ratas suelen probar nuevos alimentos en pequeñas cantidades y esperar para ver si experimentan algún malestar. Si un alimento les causa malestar, lo evitarán en el futuro.
-Mayor susceptibilidad a toxinas: Dado que las ratas no pueden vomitar, son más susceptibles a los efectos de las toxinas ingeridas. Sin embargo, sus comportamientos alimentarios adaptativos y su capacidad para detectar y evitar sustancias tóxicas compensan esta vulnerabilidad en cierta medida.
Curioso. Sobrevivirían a una hecatombe nuclear y se mueren por no poder vomitar.
