El sangrado de la nariz, conocido médicamente como epistaxis, puede ocurrir por diversas razones.
Causas comunes por las que sangra la nariz
Sequedad: La sequedad del aire, especialmente en climas fríos o en ambientes con calefacción, puede secar y agrietar las membranas nasales, causando sangrado.
Trauma: Golpes en la nariz, sonarse con demasiada fuerza o hurgarse la nariz pueden dañar los vasos sanguíneos superficiales del interior de la nariz y provocar sangrado.
Infecciones: Las infecciones respiratorias superiores, como resfriados o sinusitis, pueden inflamar y sensibilizar las membranas nasales, aumentando la probabilidad de sangrado.
Alergias: Las alergias pueden causar inflamación y congestión nasal, lo que puede llevar a una mayor vulnerabilidad al sangrado.
Medicamentos: Algunos medicamentos, como los anticoagulantes (aspirina, warfarina) y los descongestionantes nasales, pueden aumentar el riesgo de sangrado nasal al afectar la coagulación sanguínea o secar las membranas nasales.
Problemas de coagulación: Las condiciones médicas que afectan la coagulación de la sangre, como la hemofilia o la trombocitopenia, pueden hacer que el sangrado nasal sea más frecuente y difícil de controlar.
Hipertensión: La presión arterial alta puede contribuir a la fragilidad de los vasos sanguíneos en la nariz, aumentando el riesgo de sangrado.
Cuerpos extraños: Los objetos extraños insertados en la nariz, especialmente en niños, pueden causar daño y sangrado.
Anomalías estructurales: Las desviaciones del tabique nasal o la presencia de pólipos nasales pueden aumentar la susceptibilidad al sangrado nasal.
Condiciones médicas: Algunas condiciones sistémicas, como enfermedades hepáticas o renales, pueden afectar la capacidad del cuerpo para controlar el sangrado.
Factores ambientales y de estilo de vida: La exposición a productos químicos irritantes, el consumo de alcohol y el uso de tabaco también pueden contribuir al sangrado nasal.
En la mayoría de los casos, los sangrados nasales son inofensivos y pueden tratarse en casa. Sin embargo, si el sangrado es frecuente, severo o difícil de controlar, es importante buscar atención médica para identificar y tratar la causa subyacente.