¿Qué es la homeopatía?

La homeopatía es una pseudociencia que se originó a fines del siglo XVIII. Fue desarrollada por el médico alemán Samuel Hahnemann en 1796, bajo la premisa de que el cuerpo puede curarse a sí mismo mediante el principio de “lo similar cura lo similar”. Ha sido, es y será objeto de muchas críticas por su falta de base científica y los peligros que puede representar para la salud.
La homeopatía es a la medicina lo que la astrología a la astronomía. Es, como medio, una estupidez, y como remedio, inocua o muy peligrosa según la gravedad de la afección que se trate. En cualquier caso, la homeopatía es un timo.

Es verdad que nadie ha muerto como consecuencia de tomar remedios homeopáticos -algo imposible en base a lo absurdo de sus principios-, pero sí han muerto personas que acudieron a la homeopatía en busca de cura antes que a la medicina perdiendo un tiempo precioso -Steve Jobs es un ejemplo-. También es verdad que nadie se ha curado gracias a la homeopatía, salvo casos en los que actúa como un placebo en dolencias leves.

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Origen de la homeopatía

Samuel Hahnemann, insatisfecho con las prácticas médicas de su época, desarrolló la homeopatía en busca de un tratamiento menos dañino. Considera la raiz de la enfermedad a tratar como un problema de desequilibrios espirituales y mentales más que físicos.
Se inspiró en una prueba con quinina, un tratamiento para la malaria. Observó que dosis pequeñas de quinina provocaban en él síntomas similares a los de la enfermedad, lo que lo llevó a formular su principio fundamental.
En ese tiempo, sangrías, purgas y vómitos eran tratamientos comunes para todo tipo de enfermedades, basados en la teoría de los “humores”, un enfoque heredado de la medicina antigua griega y romana. Estos métodos, que implicaban la pérdida de grandes cantidades de sangre o el uso de eméticos (para inducir el vómito) y laxantes, debilitaban mucho a los pacientes. Se administraban tóxicos como el arsénico, plomo y mercurio que, en la mayoría de las ocasiones producían la muerte del paciente.
Tampoco se sabía el origen de las enfermedades infecciosas, y no existían antibióticos ni vacunas. Las epidemias, como la viruela y la tuberculosis, eran frecuentes y devastadoras. En la atención médica y la cirugía, la falta de higiene agravaba las infecciones. La antisepsia y la anestesia eran conceptos desconocidos hasta mediados del siglo XIX.
Hahnemann, con su doctrina de “lo similar cura lo similar” y la dilución, que se explican más adelante, creó los preparados homeopáticos que resultaron entonces más atractivos ya que no mataban, no tenían efectos secundarios y eran eficaces para dolencias leves y que se curaban solas.
A medida que las técnicas y el conocimiento médico avanzaron, surgió una división entre la medicina científica, que se basaba en estudios empíricos y pruebas clínicas, y la homeopatía, que se quedó anclada en sus erróneos postulados.

Principios fundamentales de la Homeopatía

Ninguno de los siguientes principios homeopáticos es, lógicamente, aceptado por la ciencia, dado que cada postulado es más absurdo que el anterior.

Principio de similitud

El principio homeopático de similitud, también conocido como “similia similibus curantur” o “lo similar cura lo similar”, establece que una sustancia que causa ciertos síntomas en un individuo sano curará al paciente enfermo con los mismos síntomas. Este enfoque sugiere que, al administrar una sustancia que cause efectos similares a los de la enfermedad en pequeñas cantidades, el cuerpo se estimula para activar su propia capacidad de curación. Por ejemplo, se cree que el café, que provoca insomnio, puede tratar problemas de sueño si se diluye correctamente.

Dilución y dinamización

Las sustancias homeopáticas se diluyen repetidamente en agua o alcohol y, tras cada dilución, se “agitan” vigorosamente (dinamización). En muchos productos homeopáticos, la dilución es tan extrema que no queda ni una molécula de la sustancia original. Un remedio es tanto más eficaz, cuanto más diluido esté. La dinamización, que acompaña a la dilución, se cree que transfiere la “energía vital” de la sustancia al solvente, potenciando su efecto curativo.
La homeopatía en vez de soluciones ofrece disoluciones.

Memoria del agua

La “memoria del agua” es una hipótesis que sugiere que el agua puede “recordar” las sustancias con las que ha estado en contacto, incluso después de haber sido diluida al punto en que ya no quedan moléculas de la sustancia original. Este concepto es utilizado en la homeopatía para explicar cómo las soluciones extremadamente diluidas pueden tener un efecto terapéutico, a pesar de no contener moléculas detectables de la sustancia activa.

Principio de la dosis mínima

Consiste en dar al enfermo dosis bajas o infinitesimales de la sustancia que, administrada en dosis altas y a sujetos sanos, provocaría en ellos síntomas semejantes o parecidos a los del enfermo.
Si una sustancia administrada en cierta dosis provoca en una persona ciertos efectos, nauseas y vómitos, por ejemplo, esa misma sustancia administrada en dosis infinitesimales, cura los vómitos y las nauseas (la cebolla para curar el catarro sencillamente porque el olor de la cebolla también provoca congestión nasal).
Mientras más diluida esté una sustancia mayor será su eficacia, según los defensores de la homeopatía. Esto contraviene los principios de la farmacología convencional, donde la dosis de una sustancia tiene una correlación directa con su efecto.

En definitiva, todos ellos principios delirantes en contradicción con el método científico. No existe evidencia científica sólida que respalde que la homeopatía funcione más allá del efecto placebo.
Los principios homeopáticos, como la “memoria del agua” o la idea de que las diluciones extremas aumentan la potencia, no tienen fundamento en las leyes de la química y la física. En muchos casos, las diluciones son tan extremas que es matemáticamente improbable que quede una molécula de la sustancia original.

Peligros y riesgos de la homeopatía

-Retraso en tratamientos eficaces: Uno de los principales riesgos de la homeopatía es que las personas pueden retrasar o evitar tratamientos médicos efectivos, lo que puede llevar a complicaciones graves o incluso la muerte en casos de enfermedades serias.
-Desinformación: La homeopatía se presenta a menudo como una medicina “natural”, lo que puede llevar a los pacientes a creer erróneamente que es inofensiva o efectiva. Esto perpetúa la falta de información sobre tratamientos médicos comprobados y efectivos.
-Peligros directos: Aunque la mayoría de los productos homeopáticos no contienen ingredientes activos debido a su alta dilución, algunos productos mal regulados podrían contener sustancias en concentraciones peligrosas o contaminantes.
-Efecto placebo: Si bien el efecto placebo puede tener beneficios psicológicos, confiar en la homeopatía para tratar enfermedades graves en lugar de acudir a tratamientos médicos adecuados puede agravar la condición del paciente.

Hoy día, por aquello que lo “natural” está de moda, hay una peligrosa corriente de gente famosa, incluso de prestigio social, que se declaran firmes defensores y consumidores de remedios homeopáticos. Esto no demuestra nada, salvo que sus teléfonos son más inteligentes que ellos.

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La Homeopatía es un gran negocio

En muchos países, los productos homeopáticos no están regulados de la misma manera que los medicamentos convencionales. En lugar de ser sometidos a pruebas rigurosas de eficacia y seguridad, como los fármacos tradicionales, los productos homeopáticos se consideran más como suplementos o tratamientos alternativos. Esto permite que lleguen al mercado sin los requisitos de pruebas clínicas que normalmente serían necesarios para otros medicamentos; no tienen que demostrar que son eficaces, sólo que son inocuos. Ello, unido a la creciente demanda por parte de algunos consumidores de tratamientos “naturales” alternativos sin efectos secundarios, componen el escenario perfecto para el auge de esta superchería.

Incomprensiblemente, la homeopatía está presente en algunas de nuestras universidades en forma de seminarios, cursillos, charlas, etc. También en las farmacias se pueden encontrar remedios homeopáticos. Esto se debe a que los laboratorios son lobys poderosos que obtienen pingües beneficios con ellos.
Los productos homeopáticos representan una fuente significativa de ingresos tanto para los fabricantes como para las farmacias. Dado que los productos homeopáticos, gracias a la milagrosa dilución, son prácticamente agua, los costes de producción son mínimos. Los fabricantes pueden vender estos productos a precios comparables a los de los medicamentos convencionales, obteniendo grandes márgenes de ganancia.
Bajos costes de fabricación y altos precios de venta, gran margen comercial. Las farmacias obtienen un beneficio significativo al vender estos ineficaces productos, lo que hace que sea financieramente atractivo para ellas mantenerlos en stock.
Debido a que muchos productos homeopáticos no están sujetos a las mismas pruebas y regulaciones estrictas que los medicamentos tradicionales, los fabricantes y las farmacias pueden comercializarlos con menos inversión en investigación y desarrollo (I+D), manteniendo costes legales y regulatorios bajos.

Puede que muchos de los consumidores que compran productos homeopáticos no estén completamente informados sobre la falta de evidencia científica que respalde su eficacia. Y confían en el hecho de que están disponibles en farmacias, interpretando su presencia como un aval de su eficacia y seguridad. Tienden a confiar en las farmacias como instituciones serias y de confianza, lo que lleva a muchos a asumir que si un producto está a la venta en una farmacia, debe ser efectivo.
La presencia de productos homeopáticos en farmacias plantea cuestiones éticas sobre el papel de los farmacéuticos y las farmacias en la promoción de tratamientos no basados en evidencia científica. Aunque algunos no crean en la eficacia de la homeopatía, continúan vendiéndolos debido a su rentabilidad.

Contra la homeopatía el Método Científico

Desde los tiempos de Hahnemann, cuando efectivamente, los remedios podían ser peores que la enfermedad, la medicina ha avanzado muchísimo gracias al método científico: investigación y ensayo clínico. Gracias a la ciencia se ha logrado erradicar y/o encontrar remedios para enfermedades mortales hace doscientos años; tenemos antibióticos, vacunas, etc..
Debería estar prohibido que para denominar una pseudociencia se utilice el término “medicina alternativa”, para sus remedios “medicamentos homeopáticos” y para quién los aplica “médico homeópata”. Medicina, medicamentos y médico son términos que jamás debieran estar asociados con homeopatía, porque no se puede poner al mismo nivel ciencia y superchería.
Videntes, curanderos, quiroprácticos, naturópatas, homeópatas, etc.,etc.,etc. Charlatanes y embaucadores que se aprovechan de la desesperación de algunos desahuciados de la medicina, y de la ignorancia de otros para enriquecerse; y que hoy encuentran en las Redes Sociales un enorme altavoz para sus embustes y encandilar a los incautos.
Para finalizar, dos vídeos: El primero una parodia de un Hospital homeópatico y el segundo, otro vídeo del fallecido James Randi desenmascarando a toda esta caterva de estafadores.

 

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